Rubén Vázquez Guerrero, de 74 años de edad, procedente de León, Guanajuato, dice preocuparle que sus seis décadas de experiencia como zapatero se las lleve a la tumba, pues pese a haberse acercado a distintas autoridades o candidatos, no ha podido concretizar su proyecto de taller de zapatería. Incluso, tuvo la mala experiencia con Paul Carrillo de que se liberaron los recursos y se adquirió equipo e insumos, pero para que se perdieran, por corrupción o ineptitud.
En entrevista, comentó que dirigió las fábricas más grandes de calzado, en Ciudad de México, donde llevó toda la tradición y sapiencia su León natal, capital de los zapatos.
«De cualquier tipo de calzado que quieran, se lo hago; de sandalias a botas, para danza, lo que necesiten”, comentó. “No quiero que la experiencia de 60 años me la lleve a la tumba, sino que se pueda aprovechar”.
Se quejó que cada vez que hay elecciones dialoga con algún candidato que viene a visitarlo y todos le dicen que sí, pero no queda en nada. También tuvo acercamientos con dos presidentes municipal, Paul Carrillo de Cáceres y Remberto Estrada Barba, también solo recibiendo promesas.
El caso más grave fue con el priista Paul Carrillo, pues le pidieron el proyecto formal, el que usaron para presentarlo ante la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y así bajar recursos.
La instancia federal mandó todos los equipos y materiales para no uno, sino cinco talleres, pero en el Ayuntamiento le avisaron que él no sería quien diera las clases.
“Yo les dije que no importa, si se cumple el objetivo, que es no dejar morir el oficio de zapatero”, recordó.
Al breve tiempo, echaron a perder a las máquinas y el material. Finalmente toda esta inversión se vendió por kilo, como fierro viejo, pues habían máquinas “que ni sabían para qué servían”.
Es septuagenario señaló que con gusto daría un curso, pero por las máquinas que deben usarse, no podría llevarlas a cuestas para enseñar. A fuerzas se requiere de un taller.
“Es un buen vehículo para ganarse la vida, es de los mejores oficios; he visto carpinteros o peluqueros, pero… puedes ir con el pelo largo, pero no hay quien no tenga zapatos”, declaró.
Ahora que surge la inquietud de ayudar a la juventud, él opina que no hay mejor forma para hacerlo que con la experiencia.
“Hablan mucho de los abuelitos, pero es solo discurso, cuando podemos enseñar un oficio a la juventud”, dijo.