Comedor Comunitario

‘Casa Blanca’, el único comedor sobreviviente de Cancún, luego de la pandemia

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Cancún.- Poco conocido por los habitantes de Cancún, pero sí por los cientos de obreros que habitan la zona de El Crucero, el comedor «Casa Blanca» se ha convertido en el único en su tipo que ha sobrevivido a la pandemia por el Covid-19.

Todos los días, en puntos de las 12 del día hasta las tres de la tarde, este establecimiento, ubicado en la Supermanzana 63, frente a la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, recibe a albañiles, desempleados, personas en situación de calle, entre otras de escasos recursos.
De acuerdo con la responsable, que prefirió no decir su nombre en entrevista, este comedor está conformado por cinco personas que, a su vez, realizan diversas tareas, como la preparación de los guisos y aguas de fruta, y el servicio al plato.

Esta iniciativa, señala, es fruto de las personas que se encuentran en este comedor, el cual fue puesto en marcha durante al inicio de la pandemia, «para personas que más lo necesitan».
“Todo es de nuestro trabajo y nuestro esfuerzo, porque mucha gente lo necesita, no nada más son borrachos y delincuentes, hay mucha gente que viene de muchos lugares y que necesita un plato de comida», recalcó.
En ese sentido, la entrevistada pidió a los ciudadanos, empresarios y a las autoridades de Benito Juárez que los apoyen para seguir brindando esta ayuda «a los que menos tienen», por otros años más.

“Invito a las personas, a empresarios que quieran donarnos sopas, arroz, frijol, aceite, toda clase de víveres, todo es bien recibidos, porque hay mucha gente con hambre en las calles», indicó.
Finalmente, hizo un llamado a la presidenta municipal, Ana Paty Peralta para que les realice un visita, con el fin de que sea testigo de esta iniciativa altruista.
«A nuestra presidente municipal la invito a que nos visite para que vea lo que estamos haciendo, para que nos apoye, seguramente le va a gustar la labor”, destacó.

Comedor comunitario del Crucero seguirá abierto

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Cancún.- Ricardo Villalba, promotor del Comedor Comunidad de Dios en la zona del crucero en Cancún, aseveró que se trató de una notificación de prevención para tomar las medidas sanitarias por el COVID-19 por parte de la Cofepris y no una notificación para cerrar.
“Decidimos ayudar y cada vez se sumaban amigos a esta causa, hoy en día la Comunidad de Dios es de Cancún; nos dejaron un citatorio para poder asistir, al tratarse de un número importante de personas que vienen a pedir la comida se manejó como un punto de contagio, no he ido a la dependencia como tal, pero no estoy solo, esto es de amigos, licenciados me están apoyando y ellos ya se acercaron a las autoridades, ellos únicamente nos piden que guardemos la sana distancia”, dijo Ricardo Villalba.

Reiteró que en todo momento se han respetado las medidas de seguridad para evitar contagios por coronavirus.

“No somos un foco de infección porque acatamos lo que nos indican las autoridades, sabemos que esta en riesgo el bienestar de la gente, pero generalmente orientamos a los que vienen a pedir comida, utilizamos gel, cubrebocas y aplicamos el chequeo de temperatura”, añadió.
Por otra parte, ya recibieron el apoyo por parte de la edil benitojuarense, Mara Lezama y externó su apoyo para continuar dando alimentos.

«Ya está resuelto, ya se habló con las autoridades correspondientes y tenemos el apoyo de la presidenta Mara Lezama, ella personalmente nos habló con Ricardo y únicamente nos pidió cuidar las medidas de seguridad», dijo la representante legal Eleana Rodríguez de la Cruz.

Anunció que ya se esta construyendo un comedor para no tener este tipo de conflictos con la autoridad, pues entre semana se atienden hasta 200 personas y fines de semana hasta 500 personas, de igual forma detalló que posteriormente se pretende conformar una Asociación o Fundación pues hay mucha gente necesitada en el municipio que necesita de comida.

Comedor comunitario del Crucero podría cerrar por falta de donativos

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Cancún.- Debido a la cantidad de personas que asisten por día y a la poca donación de insumos, El comedor comunitario de la zona del crucero podría cerrar la próxima semana, así lo dio a conocer Araceli García Morales, vicepresidente de la asociación civil FORAVA.

“Nuestra intención era ayudar aproximadamente a 50 personas que necesitaran de este alimento, pero en el primer día la fluencia fue mucho mayor, ahora con los pocos insumos le damos de comer hasta donde alcance, que son como 200 personas diarias; nos queda alimento como para una semana más, si llegan donativos nosotros con mucho gusto, pero lo más seguro es que cerremos por esta misma situación”, dijo.

Cabe señalar que al principio las autoridades policiales exhortaban a los ciudadanos a retirarse por el tema de la sana distancia, pero al darse cuenta que era una labor altruista, ellos mismos empezaron a coordinar tanto las medidas en las que una persona está segura y el portar en todo momento el cubrebocas.

“Hubieron empresarios que se sumaron a esta labor y que ofrecen alimentos cerca de aquí, también se les agradece su labor”, añadió.
además constantemente están pidiéndole a los ciudadanos que asisten por un plato de comida que por favor no vayan con sus pequeñines, puesto que son propensos a contagiarse, además se ha implementado el uso de fichas para evitar que la gente espere en vano.

De zapatero a samaritano: locatario abre comedor comunitario en El Parián

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Cancún.- Utilizando sus ahorros y sin más finalidad que ayudar a su prójimo, el dueño de una zapatería en el mercado El Parián decidió convertir este espacio en un comedor comunitario, primero para brindarles algo que comer a algunas personas que veía en mala situación alrededor suyo, pero hoy ya atrayendo a largas filas de personas que llegan de distintos puntos de la ciudad.
Ricardo Villalba comentó que están por cumplir 50 días de estar atendiendo, de lunes a domingo, cocinando hasta tres veces al día, para que alcance para todos quienes llegan en búsqueda de un plato de alimento.

Aunque desde hace más de un mes que no tiene ingresos, dijo que por fortuna tenía algunos ahorros, con los que ha aguantado este tiempo de inactividad obligada. En una de sus visitas al local, dijo haber visto a un hombre con su niño escarbando en la basura, algo que lo dejó “frío”. Llamó al niño, para que le dijera a su padre que podían venir por algo que comer.
Fue así como inició, primero con esta persona y algunas otras más. Él con gusto destinó sus ahorros para esta labor. Poco a poco la voz se fue corriendo y la cantidad de gente que llegaba se volvió considerable.

“Al principio era fácil porque solo eramos unos cuantos, pero hubieras visto ayer, la cola llegaba hasta el parque de El Crucero”, comentó el comerciante, quien dijo saber que hay un comedor comunitario allá, pero es de gobierno, con horario estricto y sin atención en los fines de domingo.
Ya en dos ocasiones, dijo, ha estado a punto de “tirar la toalla”, por superar la gente su capacidad de atención. Por fortuna, también hay algunos voluntarios que lo ayudan con eso, y también al difundirse esta labor por redes sociales, se le han acercado asociaciones como los Rotarios a entregar donativos, e inclusive caretas, que son prácticamente imposibles de conseguir.
Agentes policiacos de la zona, que en un inicio los querían cerrar, rápidamente entendieron la labor que se hacía e incluso han hecho sus aportaciones, aunque en secreto, pues lo tienen prohibido.

“Con gente así, seguiremos”, comentó Ricardo, quien dice tomar todas las precauciones, como pedirle a la gente que traiga su traste, mantener la distancia y desinfectar todo con un virilicida especial.
Los hombres y las mujeres, con cubrebocas, se forman en filas separadas, a un metro de distancia. Mientras esperan, una voluntaria les toma la temperatura y les regala desinfectante de manos.
“Al inicio nadie sabía cómo manejar la situación, pero así hemos salido adelante, improvisando y hallando soluciones”, comentó.
Su principal obstáculo actualmente es que los refrigeradores que instaló para el local resultaron estar averiados, situación que lo obliga a llevarse y traer todo desde su casa, donde también cocina parte del alimento que se distribuye.

Lo idóneo sería traer a un técnico, pero eso cuesta dinero, que mejor se usa en comprar alimento.
“Yo cuando llegué hice esta cocina, de loco no más, porque ya había pensado en armar alguna cocina comunitaria, porque vi que en la zona había mucha necesidad. Lo construí todo, acá atrás del local, pero no lo había usado hasta esto”, relató.
De los ocho voluntarios con los que contaba para ayudar con la confección y reparto del alimento, solo le quedan cuatro, pero dice que no claudicará en su esfuerzo por ayudar a los demás en este tiempo de extrema necesidad.

Una de las personas beneficiadas es Moisés, un trabajador de la construcción, quien desde el inicio de la pandemia se quedó sin trabajo y que confesó que ésta es la única comida que tiene en todo el día.

“Vengo casi toda la semana, desde la 77 a pie. Está difícil sacar para la comida y la renta. Allá nos exigen y no hay de otra que estar en la calle en busca de ingresos”, relató. “Son varios casos por allá que nos están amenazando, para que paguemos (renta)”.
Algunos compañeros de trabajo, hoy igualmente cesantes, le comentaron de este comedor comunitario, con lo que resuelve al menos una necesidad apremiante.
“Gracias a Dios por personas como él, porque no cualquiera. Realmente damos muchas gracias”, aseveró.