Cancún.- María Angélica Navarro Gardumo, de 64 años de edad, acudió hoy al Palacio Municipal para pedir la intervención del Ayuntamiento, pues tiene una cuenta impagable de agua, de más de 22 mil pesos, la que ella asegura es injusta, pues el consumo que les atribuye la concesionaria Aguakan no corresponde al real.
En entrevista, mientras esperaba ser turnada a Presidencia, la ciudadana, quien habita en la Supermanzana 32 de Cancún, dijo que en octubre el recibo del agua llegó por ocho mil pesos, debido a una fuga, que reconoce que sí existió, pero que fue remediada de manera inmediata.
Sin embargo, el problema surgió cuando no les llegaba el recibo de noviembre, y al acudir a las oficinas de Aguakan el informaron que su adeudo ya superaba los 22 mil pesos, al sumar un consumo igualmente alto en este mes, lo que ella asegura es falso.
“A diario anotamos las cifras del medidor, y tuvimos un consumo de ocho metros cúbicos”, explicó la denunciante. “En cuanto nos enteramos de la fuga mandamos a repararla y comprobamos que no había ya ningún desperfecto, ni en las instalaciones ni en la cisterna o en el tinaco”.
Acudieron a la Procuraduría Federal del Consumidor, pero solo fue una pérdida de tiempo, pues esta dependencia federal da por certero lo que la propia concesionaria informa, siendo así Aguakan juez y parte en la materia.
“La Profeco me dijo que sí se había hecho ese consumo. Le dije que no estaba de acuerdo y me dijeron entonces que contratara un abogado, algo que no puedo costear”, lamentó.
Para evitar que le corten el suministro, entró en un convenio de pago, pero pidiendo un 50% de descuento para jubilados, que le negaron.
“Me dicen que debo pagar 2 mil pesos mensuales, cuando mi esposo recibe 4 mil pesos de jubilación. Yo tengo 64 años y ya nadie me contrata”, lamentó María Angélica. “No es justo; no entiendo por qué no se acaba la corrupción y friegan a los que menos tenemos. Me da mucho coraje.”
Contrastó que a un familiar suyo, en Nuevo León, también pasó por una situación similiar, de un consumo altísimo, pero allá sí aplicaron un 50% de descuento, por ser ella jubilada.
“No entiendo por qué aquí no”, dijo.