Cancún, Quintana Roo.- Procedentes del estado de Oaxaca, doña Guadalupe, de 42 años de edad, y sus cuatro hijos llegaron a Cancún para vender sus productos artesanales.
Lejos de mejorar sus vidas, tienen que sortear los diferentes obstáculos que les pone el destino vacacional para ganarse el sustento diario, entre ellos, la corrupción de funcionarios municipales que les quitan su dinero.
“Le pagamos 500 pesos a los inspectores del ayuntamiento para poder trabajar y no me dan recibo; cobran, pero no me dan ningún recibo”, confesó la mujer en entrevista.
Ella se dedica a elaborar bolsas de mano, que le toman tres horas en fabricar y que vende en 200 pesos. La mayoría son de tiras de plásticos de llamativos colores, aunque también los puede hacer de palma natural.
Estas fibras las puede usar también para hacer tortilleros, collares y muchas creaciones más.
En promedio vende dos a tres bolsas al día, aunque hay días en los que con suerte y vende algunos productos chicos, de 50 o 100 pesos. Con eso, menos la cuota, la renta de su cuarto y otros gastos, debe sacar adelante a sus cuatro hijos.
Aclara que con lo que paga a los inspectores “a la mano” tiene derecho a ponerse en su lugar habitual, cerca del Ombligo Verde, sin derecho a trasladarse a otro punto.
