En distintas formas, cancunenses ayudan en tiempos de COVID-19

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Cancún.- Desde ofrecerse de voluntario para una cocina comunitaria, a donar alimentos, o incluso un gesto tan sencillo como ofrecer internet gratis o tan solo verder a precios más baratos y sin reducir salarios a personal, cancunenses han hallado distintas maneras para auxiliar a su prójimo en este tiempo de necesidad, generado por la pandemia del COVID-19.
En la cocina comunitaria de El Crucero, está Jehus Elí, un vendedor de artesanías que súbitamente se transformó en cocinero, preparando 200 alimentos diarios, desde las siete de la mañana hasta avanzada la tarde.

Después de cargar una rejilla de huevos, que había donado una tienda de la zona, el joven indicó que en su casa no estaba haciendo nada, por lo que prefirió sumarse a esta labor y así ayudar a los demás.
Sobre las horas que se pasa cocinando, dijo no pesarle, porque se hace con ganas.

Admitió que su trabajo habitual no podía ser más distinto que lo que hace ahora, pero dijo que desde niño aprendió a cocinar y no le molesta.
“Es agradable venir e improvisar con lo que se reciba de donativos”, comentó, recordando como arregló un donativo de soya añadiéndole chorizo, o cómo al recibir ocho botes de crema, decidieron mezclarlo con chipotle.

A corta distancia de allí, en el mercado El Parián, un locatario que ve a la gente que acude en busca de comida se percató que muchos estaban incomunicados de sus familias, por lo que decidió instalar un internet de ancha banda, para compartir de forma gratuita.
“No esperes a mañana para comunicarte con tu familia. Internet gratis. Pregunta la clave”, son las palabras escritas en un cartón colgado afuera de su zapatería, para que todos sepan que pueden conectarse en este lugar.

En entrevista, Ricardo Ulises Villalba señaló que si no tienen para un plato de comida, menos tendrán para comprar una recarga telefónica, algo preocupante porque muchos son de fuera.
“Sus familias los vieron partir y ya no han sabido más de ellos. Ahora con esta pandemia, han de preocuparse, por lo que es importante que puedan avisarles que están con vida”, indicó.
Muchas son las personas que les han preguntado la clave, y más todavía quienes la comparten entre sí. Es habitual para él llegar por la mañana y ya ver a muchas personas sentadas en una llamada.

Dijo ignorar qué empleo le darán a la red o lo que se converse, pero es bueno que tengan una opción para comunicarse o distraerse.
El servicio de internet lo contrató expresamente durante la contingencia, apenas tiene un mes y por fortuna le duplicaron el ancho de banda, a 80 megas, durante los dos primeros meses, cantidad más que suficiente para que todos pueda usarlo.

De regreso en el Crucero, con mucha alegría abrió su local de empanadas una trabajadora, por primera vez después de mes y medio de inactividad, aunque la venta era lenta, pues pocos sabían que ya había reabierto, dijo confiar en que pronto mejoraría, ya que sus productos los ofrecen en apenas cinco pesos.
Cuestionada del costo, la encargada, llamada Dulce, señaló que el dueño es quien lo puso y que insistió que no se mueva.

“Ahora todo es para llevar y he vendido muy poco; quizá el 30% de lo habitual”, comentó, mirando a su alrededor a la zona prácticamente vacía.
Cuestionada sobre su tiempo de inactividad, dijo que afortunadamente siguió cobrando su sueldo, sin descuento alguno, a diferencia de muchas otras.

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