Relato

El Comandante Esteban Muñoz: Capítulo 3- Solovino

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*Al comandante Esteban Muñoz le asignan el caso de un doble feminicidio en Valle Verde, de madre e hija. Si el caso de la chica Alexis desató la furia de media ciudad apenas días antes, el feminicidio de madre e hija prometía la furia de todo Cancún. El asesino estaba tan borracho que su horrible doble crimen lo estaba cometiendo, sin saberlo, debajo de una cámara del C-4.*

Por Pedro Canché

En Valle Verde ahí en el cinturón de los miserables en Cancún, Solovino, un perrito criollo, está amarrado desde hace 2 días en un árbol de guayaba, con el sol de la tarde busca la sombra y frescura de las matas de los plátanos, pero la cuerda no se lo permite. Solovino intenta oler a sus dueños que no regresan. Se han tardado demasiado. No tiene agua y comida y aúlla de hambre y tristeza.

“Ese perro 🐕 nos avisa de más desgracia”, dijo melancólica doña Rosa, la vendedora de tamales que vive a tres casas de donde está amarrado Solovino.

Dos días antes, la tarde del 29 de Octubre, José Juan, un mototaxista emprendedor gracias al miedo de los taxistas de entrar a Valle Verde, se puso su collar de plata y su playera verde, se amarró los tenis imitación DC y se ajustó el pantalón de mezclilla con ese cinturón que traía desde que vivía en Villas del Mar. Amarró al terco de Solovino en la mata de guayaba para que no lo persiga mientras anda dando servicios.

Al veracruzano no le ha ido bien en el amor. Ahí tiene a sus hijos en una de las regiones de Cancún con Mary, pero en los últimos 3 años se ha juntado 2 veces. En Villas del Mar tenía una pareja y era padrastro de 2 niños y aquí en Valle Verde padrastro de Ruth y Mariana, 2 muchachitas de Veracruz de 18 y 20 años. Conoció a su madre Alicia de 42 primaveras cuando le daba un servicio con su mototaxi rojo.

Ahí en la ferretería San Isidro, cuando fue a comprar un martillo apareció Alicia, quien le pidió un servicio. Y surgió el flechazo. “También eres de Veracruz?. Ya somos más los jarochos en Cancún. Así nos sentimos como en casa, a no ser por este calor”, dijo mientras se secaba el sudor con su pañuelo amarillo.

Esto fue en Enero, poco antes de la llegada del coronavirus a México.

Alicia le invitó un six ahí en Modelorama. Terminaron bebiendo en la casa que renta Alicia quien debía 3 meses a su rentista y tenía que desalojar. En una semana ya estaban viviendo juntos. Ya rentaban una casa de blok con dos cuartos y una cocina a medio terminar. El patio estaba lleno de matas de plátano y había una mata de mango y una de guayaba.

Alicia se llevó a Ruth y Mariana, José Juan a Solovino, a su nido de amor. Mariana era una chica muda y muy buena cocinera. A Ruth se le daba más andar de pata de perro.

***
En el C-4 de la Policía Quintana Roo allá en Cancún, Aracely se preparó un nescafé bien cargado ese amanecer del 29 de Noviembre. Eran las 5:45 de la mañana y le faltaba un poco más de una hora para entregar turno. Revisó las cámaras de la zona poniente que le tocaba. Es muy observadora y sus ojos fijos toman nota de todos los detalles. Tomó un sorbo bien caliente y… ahí en sus ojos en la cámara de una de las calles principales de Valle Verde un hombre con playera color café y chanclas de pata de gallo tenía entre sus brazos el cuello de una mujer de mediana edad de blusa roja y pantalón de mezclilla y la estaba ahorcando.

-Eso es un homicidio o mínimo un grave problema de violencia familiar, gritó a su compañera Isela, quien estaba bostezando.

Enseguida dio la voz de alarma a los patrulleros de la zona y avisó a su superior, Eusebio Gómez, el comandante Apolo, el Big Brother de Cancún, el que todo lo sabe, el que todo lo ve, el jefe del C-4.

***
José Juan llevó a doña Pancha a su casa allá por el Súper Wilis de Valle Verde, ya había juntado sus 400 pesotes, se lo daría a Alicia para abonar a Elektra. “Maldita tienda, uno nunca termina de pagarle, pero al menos esta quincena estaremos tranquilos”, pensó.

La motocicleta roja que tenía ya lo había terminado de pagar, a fuerzas de trabajar y dar servicios aún con estas lluvias y los dos ciclones que llegaron a Cancún casi en fila. “Delta” y “Zeta” y sus lluvias, luego más lluvias, significó más clientes.

Tal vez comprar otra moto y ponerle su carroza. Dárselo a su sobrino preferido Efraìn para que no lo explote el negrero ese allá en Tabasco. Ya lo había llamado para que venga a probar suerte en Cancún. Llegaría en cualquier momento.

Ya iba para su casa y pasaba la calle Fuego cuando 1 balazo en el cuello y otra en la cabeza derramaron sus sueños y humanidad en el suelo. Eran las 11:21 minutos de la noche de ese 29 de Octubre. Día fatal para los mototaxistas.

Fue un funeral muy rápido. En su funeral quien más lloraba era Mariana la muda. Alicia compró esa misma tarde tres boletos de ADO y se marchó a Veracruz.
*****

Dos huevos sonaron en el aceite caliente de la sartén mientras unos dedos salpicaban sal a las yemas que se cocían ese domingo 29 de Noviembre. El comandante Andrés Valencia tomó dos bolillos y le untó la mantequilla y lo tostó en otro sartén más grande y plano.
“Es un domingo para ir a la playa, a caminar, a escuchar el canto de las gaviotas”, pensó.

La vibración de su celular Samsung y el olor a quemado de los bolillos le hicieron olvidar el día en la playa.

Lee el mensaje, en el grupo especial de WhatsApp, es un mensaje de Eusebio Gómez, el comandante Apolo, el que todo lo ve, el que todo lo sabe, el jefe del C-4: “Reportes de las compañeras nos indicaban un pleito familiar y resultó un doble feminicidio. En esta dirección de Valle Verde. Nuestros muchachos ya custodian la zona y es muy triste. Se trata de una señora y una joven. Envío fotos del área”.

-Señor Fiscal Montes de Oca, nos reportan un doble feminicidio, si el caso Alexis por poco y nos queman con todo edificio, con esto arderá Troya…

-Asigna al comandante Esteban Muñoz que vaya inmediatamente y acompáñalo, dijo el fiscal mientras se escuchaba el ruido del bacín cuando se le jala la cadena.

-A la orden jefe, vamos por ahí, ahora le comunicó al comandante Esteban…

*****
Efraìn soltó a Solovino de la mata de guayaba, hace tres días mataron a su tío José Juan y está muy triste. Llama a su tía Conchi, quien vive en Tabasco. “Tía Conchi, ya pude llegar y solté al perro. De saber la suerte de mi tío hubiera viajado antes. Ya no lo volví a ver tía. Le llevaré flores a su tumba”.

-Tía, la casa está cerrada. No quiero romper la cerradura pero no hay nadie. Esa señora se fue de Cancún. Alicia y sus hijas no están, el perro tenía hambre y sed .
-Hijo, ve si rescatas sus cositas, la moto, los papeles de la moto, la tele.

Solovino salió corriendo y se perdió ahí en los terrenos de Valle Verde. Cruzó la calle. Estaba buscando a José Juan.

****
El comandante Esteban Muñoz manejó velozmente el Ford 150 color blanco y tomó velozmente la avenida Nichupté hasta salir en la avenida López Portillo y enfilarse a Valle Verde. Es domingo a las 8 de la mañana y las calles están vacías. Dejó la avenida López Portillo y tomó la calle principal de Valle Verde y ahí en la Tiendita Azul alcanzó a Andrés Valencia quien veloz manejaba sin sus escoltas el Ford 150 color blanco con las siglas también de la FGE.

Estacionaron las patrullas justo debajo de un poste. “Pues, sí, ahí está la cámara. Funcionó. Pero no hay poder humano para que los compañeros lleguen a evitar el crimen”, le dijo Andrés a Esteban.

Dos policías alzaron las cintas amarillas al reconocer a los jefes de los ministeriales. “Por aquí comando”, le señaló Antonio, un fornido policía de unos 30 años. Las luces de la sirena de su patrulla ya atraía a decenas de curiosos.

Tras caminar unos 20 metros de la brecha Esteban y Andrés observaron dos cuerpos inertes. A la mujer de más edad con blusa roja y pantalón mezclilla su cabeza había sangrado profusamente y una enorme piedra estaba a un lado. Cerca estaba el cuerpo de una jovencita semidesnuda, blusa rosada, con los pantalones de mezclilla y las pantaletas abajo de las rodillas. Hojarascas en el suelo. Hojarascas que marcan el ciclo de las hojas. Hojarascas como colchón de las difuntas…

-Comandante-habló Antonio- ahí con la gente está una muchachita, es familiar.

-¿Y que ha dicho?, preguntó Andrés Valencia.

-Nada comando, nada. Es muda.

De unas cuantas zancadas Esteban Muñoz se acercó con una señora de canas que abrazaba a Mariana. “Es muda. Ahora es huérfana, ha perdido a la madre y a su hermanita”, dijo.

-Lo sentimos mucho jovencita, de verdad lo sentimos mucho. Pero tú puedes ayudarnos, claro que sí puedes. Enséñanos lo que sabes y haz visto, queremos ayudarte y hacer que paguen los asesinos, le dijo cariñoso Esteban Muñoz.

Mariana llora demasiado. Sonidos guturales brotan de sus labios. Hace ademanes, intenta explicar que un chofer de un mototaxi… y cómo puede se da a entender que sabe donde vive.

Andrés Valencia da instrucciones a los peritos y llama a otros 5 agentes que han llegado a que sigan a Esteban Muñoz quien ha subido a Mariana a su unidad y le indica por donde ir.

****

Han estado tomando y bailando esa madrugada. 3 hombres beben esos misiles, esas cervezas que Francisco y Abismar compraron en Modelorama al 2×1. Ahí en la barda de la casa se divierten. Los 3 tienen estacionados sus mototaxis. Ven a Solovino y se acuerdan cuando el difunto José Juan lo rescató cuando era un cachorro ahí por el basurero clandestino. Doña Alicia y Ruth dicen mientras bailan y beben con ellos: “Es nuestra herencia”. Mariana no toma. Pero tampoco duerme. Acecha a cada rato. Vigila. Pero el sueño le gana a eso de las 5 de la mañana.

Francisco, uno de los mototaxistas se va. Arranca su unidad y dice, “ahí nos vemos yo si tengo que trabajar al rato”.

-Alicia, quiero platicar contigo en privado de José Juan, le dice Efraìn, el sobrino del difunto.

-Dímelo acá estamos en confianza, ¿verdad muchacho?, dice Alicia señalando a Abismar, el otro mototaxista.

-Platiquen, platiquen, yo me sigo echando este misil, dice Abismar ya bien briago.

Efraìn la toma del brazo y la lleva a unos 20 metros de la casa. Ahí hay un farol. Ahí en sus cabezas está una cámara del C-4. Son poco antes de las 6 de la mañana. Discuten.

Iracundo y además borracho, Efraìn le reclama: “Se que tú mandaste a matar a mi tío José Juan”. Le aprieta los brazos.

-Me estás lastimado, no sabes lo que dices, estás borracho…

-Ayer me enteré que El Buñuelos y La Gripa asesinaron a mi tío por orden de tu amante, el dueño de la casa a quien le rentas. El vende drogas en la colonia y tiene sus sicarios y fueron ellos, tú se lo pediste. Me duele mucho. Mi tío me crió como si fuera mi padre allá en Tabasco y tú…

-Son cuentos tuyos…

-¿Lo vas a negar?

-Sabes, sí, yo lo mandé a matar. Me tenía fastidiado. Y tú serás el próximo si no me sueltas.

Ruth llega, observa la amarga discusión, regresa por ayuda. Pero Abismar está bien briago. No hay ningún alma más en esa calle de Valle Verde que pueda ayudar.

Efraìn toma a Alicia con el brazo y la aprieta fuertemente mientras la arrastra por la brecha.

Ruth llega y se mete a la brecha. Un grito de dolor se apaga en ese amanecer en esa pedazo de Valle Verde. Solo el sonido débil de las hojarascas cuando Efraìn sale tambaleándose.

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Han despertado a Abismar. Mariana señaló donde vive.

-Es verdad, yo estuve tomando con ellos. Gané mis 300 pesos, mi mujer me estaba esperando para que compre la despensa. Pero vi a Francisco y en la Modelorama estaba al 2×1 y nos la gastamos en chelas, le explica al comandante Esteban Muñoz.

-A las 4 de la mañana fuimos con doña Alicia y ahí estaba Efraìn tomando con ella y su hija Ruth. Bailando y tomamos un buen rato. No se que hizo Efraìn. Solo vi que se fueron a platicar y luego regresó Efraìn y me pidió la cerveza que estaba tomando. “Mi flaco,ando triste por unos rollos”, me dijo. De ahí cada uno a su casa.

Esteban Muñoz le pide que les muestre la casa de Efraìn. Era obvio que Abismar no estaba involucrado ni sabía a esa hora del doble feminicidio con quienes departía pocas horas antes.

Toc,toc,toc..

-Queremos ver a Efraìn, le dice Esteban a la señora joven con cabellos rizados.

“Efraìn está durmiendo, se va a molestar si lo despierto. ¿Es muy urgente? dice y cuando ve las unidades de la Fiscalía los hace pasar. Hace un lado una mesita de uñas. Hay dos espejos. La señora se gana la vida haciendo servicios de decorado de uñas y pintando cabellos ahí en Valle Verde.

En la cama boca abajo duerme el hombre de tez morena, robusto. Ronca. Ronca mucho.

Esteban Muñoz observa las chanclas patas de gallo y la playera color café en la cama, las mismas que observan en su mensaje de WhatsApp que Araceli fotografió para el comandante Apolo. Esas que captó la cámara del C-4. Las que usaba el sujeto.

-¿Qué hacen ustedes en mi casa y que quieren? ¡Vieja! ¿Por qué los dejaste entrar?

-Vístete, tienes que acompañarnos en la Fiscalía, le ordena el comandante Esteban.

Se interpone la manicura: “llevárselo, eso sí que no. Les di permiso de pasar, pero no se aprovechen”.

-Señora- le explica el comandante Esteban- si no lo llevamos vamos a proceder asegurar su casa y usted no va a recuperarla pronto porque esto es una investigación de doble feminicidio.

El comandante Andrés Valencia ordena a los peritos que entren a fotografiar la playera y las chanclas y busquen más evidencias. Efraìn, aunque borracho aún, no se pone la playera color café. Se pone una color verde chillón como tratando de despistar. Y se pone unos tenis blancos sucios por el lodo del barrio. Una arma Beretta le es hallado por los peritos en una caja de zapatos con 6 cartuchos útiles.

*****
Esteban Muñoz dejó dormir hasta las 11 de la mañana a Efraìn. Va con Andrés Valencia a interrogarlo: “No te pregunto si tu las mataste, eso lo sabemos, te pregunto por qué las mataste”.

-Esa señora mató a mi tío, era la esposa de mi tío Jose Juan y ella lo mandó a matar, porque andaba de novia con su rentista, quien les rentaba la casa es el jefe de narcomenudistas de Valle Verde. Fueron sicarios de su amante. Cuando mataron a mi tío se fueron un mes de Cancún y apenas regresaron. Yo vine desde hace un mes y estaba esperando que regresaran.

“¿Ustedes qué opinan jefes? Se lo merecía la señora…

-¿Y a la muchachita? ¿Por qué ella?

-No quería dejar testigos jefe…

****

En Valle Verde ahí en el cinturón de los miserables en Cancún, Solovino, un perrito criollo, espera bajo la sombra de la guayaba y los plátanos a sus dueños. Se han tardado demasiado. No tiene agua y comida y aúlla de hambre y tristeza. Cuando escucha el ruido de algún mototaxista sale a toda velocidad…

“Ese perro 🐕 sigue con las maldiciones en Valle Verde”, dijo Rosa la tamalera.

(Continuará)

Comunicado 357/2020-Z1

Benito Juárez, Quintana Roo a 29 de noviembre del 2020.

*Ante el ministerio público fueron presentados Abismar “P” y Efraín “P” relacionados en el feminicidio de dos mujeres en Valle Verde*

**Trabajos de investigación revelaron que los dos sujetos convivieron con las víctimas horas antes de ser privadas de la vida.*

Benito Juárez – La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo informa que el día de hoy, en el transcurso de la madrugada, se dio inicio a la carpeta de investigación correspondiente con motivo del hallazgo de dos cuerpos sin vida del sexo femenino que presentaron signos de violencia, en la colonia Valle Verde, del municipio de Benito Juárez.

Derivado de ello, en coordinación y colaboración con la Policía Quintana Roo, elementos de la policía de investigación llevaron a cabo los trabajos de campo y de gabinete, lo que permitió que hace unos momentos se lograra la presentación ante el ministerio público de dos sujetos identificados como: Abismar “P” y Efraín “P”, cuyas características físicas coinciden con las imágenes captadas por las cámaras de videovigilancia del C4 y con otros indicios y datos de prueba que corroboran su probable participación en los hechos.

De conformidad con las primeras investigaciones se tiene conocimiento de que los ahora agresores estuvieron conviviendo en un domicilio con las víctimas antes de que las privaran de la vida.

Con estas acciones, la Fiscalía General y el Gobierno del Estado de Quintana Roo reiteran que no habrá impunidad y menos cuando se trate de la dignidad y la integridad física de las mujeres

…Comunicado emitido por Comunicación Social de la FGE.

PD. La FGE liberó pocas horas después a Abismar por no tener participación en el doble feminicidio.

El comandante Andrés Valencia.- 2. Maldita pobreza, maldita droga

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Por Pedro Canché

A Gabriela Rodríguez le dolían los pies. Aunque está contratada para trabajar 8 horas en el abarrotes “Guadalupe” don Pablo era abusivo y la hacía trabajar dos horas más para que desquite el “lonch”.

En la avenida Gonzalo Guerrero de Playa del Carmen con calle 20, en una cuartería, renta desde que llegó de Chiapas, junto con su hermano Luis. Ella de 27 años y Luis de 21 apoyan a su madre y 3 hermanos pequeños en el empobrecido Chancalá, cerca de Palenque, mandándole por el Oxxo los centavos que podían rescatar de las deudas a Coopel y Banco Azteca.

Pero el dinero no alcanza. La luz, agua, renta y despensas consumía su espíritu y el poco dinero que tenía. Antes como ayudante de limpieza en un pequeño hotel le iba un poco mejor, pero el COVID-19 llegó y adiós turismo, adiós trabajo. Entonces trabajar con don Pablo ayudó un poco porque al menos almorzaba con ellos aunque tenía que trabajar 2 horas más, claro, los domingos también, aunque los domingos la dejaban salir a las 2 de la tarde y Gabriela aprovechaba para irse a la playa a “oír” el mar, a dejar que sus sueños perdidos los regresara esas espumosas olas que lamían las blancas arenas.

Había trabajado desde que era niña. No le tenía miedo al trabajo. Desde darle de comer a los cochinos cortando las calabazas del huerto hasta limpiar casas en Palenque.

Tanto trabajar que no había probado las delicias del amor, a excepción de Pancho, su primer novio ahí en Chancalá, quien la engatusó y le hizo él amor ahí atrás donde guardan las mulas. Y solo fue eso, después Pancho no volvió a verla. Supo después que se casó y su esposa murió de un mal parto.

Así que en las playas de Playa del Carmen era otro mundo. Era besar el cielo, era recibir miles de besos de la brisa salada. Y con un Tecate light, dos, tres, 4…

Entonces apareció el méndigo de Santiago. Un veracruzano que conoció uno de tantos domingos que respiró con el corazón a Playa del Carmen. Santiago la hizo dejar la cerveza y cambiarlo por el tequila, por el brandy y por el ron con coca-cola.
***
El chofer de la carroza fúnebre tomó café hirviendo en San Jerónimo Tulijá, Chiapas. Ahí un joven sentado en el asiento de copiloto por fin probó bocado, un taco de cochito y una coca-cola. Ya estaban cerca de Chancalá.

En Chancalá las nubes parecen ser fabricadas en las montañas o desde la selva negra. Hace frío. Mucho frío.

El pueblo espera a una de sus hijas que fue a conquistar al mundo.
***
En el restaurante del hotel los cocos,en Chetumal, los comandantes Higinio Poot y Andrés Valencia comían unos huevos con tulip con el bolillo del lugar, un panecito hecho con mantequilla y huevo, que abría el apetito con ese aroma que le ganaba al café de olla.
Suena el teléfono y contesta, es Susana:

-¿Comandante Valencia? El fiscal quiere que vayas a Playa del Carmen. Hay un feminicidio, se trata de una joven, la encontraron hace unos minutos asesinada en un carrito de Chedraui. Te envié la ubicación en tu WhatsApp.Llévate a Lucio con su equipo.

-Canijo fiscal- dice colgando el teléfono, primero me manda a Chetumal ahora me regresa a Playa del Carmen.

-¿Y a qué te quedarías acá? Ya lo de Jeydi está solucionado papá, para que veas que en el sur ovan a puro buen policía, le dijo Higinio Poot.

***

Don Miguel desde que cumplió los 67 años despierta a las 3 de la mañana y se la pasa tomando café y viendo televisión. Ya no concilia el sueño. Así que esa madrugada acecha por su ventana para saber de donde venían esos ruidos a fierro tallando el pavimento.
En la calle donde colinda el patio del bar Marimba siempre salen los meseros a tirar basura. En la 40 atrás del 2 bis, El Marimba, propiedad de Roberto Triay Zapata, tiene como depósito de basura tres carritos viejos de supermercado y los camiones recolectores pasan por la madrugada a recoger el desecho que son depositados en ellos.

Don Miguel observa que tres jóvenes empujan un carrito de Chedraui, una de las llantitas ya no sirve, no rueda, de ahí el extraño ruido.

-De seguro llevan a su compañero de parrandas, pensó.

**
Andrés Valencia se detiene en el restaurante El Faisán y el Venado en Felipe Carrillo Puerto. Recoge unas facturas de su almuerzo del día anterior y recoge a Lucio. Lucio, un chico de X-Pichil terminó la carrera de licenciado en seguridad pública en la Universidad de Quintaba Roo y se capacitó a la par en crear unas apps para rastrear los teléfonos celulares. Con la llamada de Susana terminó abruptamente sus dos días de descanso en la Zona Maya.

En la calle 4 de las calles 35 y 40 el cuerpo es examinado por los peritos José Zuñiga y Carlos Bravo. Los asesinos fueron cuidadosos al poner primero una lona vieja y después el cuerpo, para envolverla sin que nadie sospeche que ahí hay un cadáver.

El cabello negro está pegada al rostro, unos hilos muy delgados de sangre de golpes en la cabeza le sirven de pegamento. Pero esa tranquilidad en su cara morena, del color café chiapaneco, hace pensar a Carlos en una mujer que duerme… que sueña. Ni la suciedad y moho de la lona que manchan su cuerpo extinguen ese orgullo chiapaneco en la piel.

A Luis el corazón le da un vuelco cuando lee en Facebook las Noticias Playa del Carmen que una mujer de unos 25 años apareció asesinada en un carrito de Chedraui:

“Playa del Carmen.- El cuerpo de una mujer víctima de feminicidio fue hallado esta mañana al interior de un carrito de supermercado, en calle 4 entre avenidas 35 y 40, en la colonia Centro de esta ciudad.   Un transeúnte hizo este macabro hallazgo a las 8 de la mañana al ver un carrito de supermercado tapado por una lona. Al descubrirlo, vio que se trataba del cuerpo de una mujer de 25 años de edad…”.

Lucio introduce en su programa Informático ‘Kaxté’ el número con terminación 1264 con lada de Playa del Carmen. Luis ha reconocido a su hermana en el servicio Médico Forense. Proporciona el número de su difunta hermana al comandante Andrés Valencia, quien se lo da a Lucio para rastrear las últimas ubicaciones de Gabriela.

Luis llora, aprieta los dientes. Llora desconsolado. No hay quien lo consuele.

-Hijo-le dice Andrés Valencia- , te prometo que si nos ayudas un poco más encontraremos a los asesinos y haremos que paguen muy caro.
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Gabriela se ve en el espejo y se cambia la blusa roja. Se pone la blusa color azul con flores. Se acomoda el cierre del pantalón mezclilla, se acomoda en los pies cansados las sandalias color café que compró en la zapatería 3 Hermanos. Guarda un espejito en la bolsa negra y revisa su celular, un Samsung negro. Acomoda unas bolsitas con objetos del tamaño de un caramelo.

Santiago la llevó en el mundo del dinero fácil, entre el alcohol y la necesidad, este hampón la fue convenciendo poco a poco de entrar en esos pantanosos terrenos donde no le faltaría nada. Al fin y al cabo con esas ganancias podría poner una tiendita de abarrotes en Chancalá.

Al principio acompañaba a ciertos bares a Santiago, apartaban una mesa y pedían una botella, hielo y vasos. En la madrugada la llevaban a su casa. Total no hay empleo por el covid-19. Vio en ese artilugio un escape, una extra. Había alcohol toda la noche. Aunque no probó la ‘piedra’ se hizo adicta al agua de fuego.

El ahorro para la tienda no llegaba. La ropa, la licuadora, esa microonda, esa tele, el Netflix, el internet, la luz, el agua, la ropa, los engaños del abono chiquito de Coopel y banco Azteca la mantenían en un círculo vicioso. Olvidaba sus dramas en sus noches de alcohol.

¿Santiago? Santiago se fue a Cancún y ni se despidió de ella, aunque la dejó conectada con el distribuidor. Esa noche un cliente la llamó y le dijo que le llevara un ‘pedido’ en el bar Marimba. Una vez fue ahí y los narcomenudistas la corrieron, les estaba bajando los clientes y era difícil encontrar un territorio. Aunque El Marimba estaba en su territorio y fue de ella y Santiago un tiempo, un nuevo cartel reclamó el sitio como suyo.

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“Bienvenidos, Marimba Bar”. Un letrero con fondo negro y letras amarillas anunciaban al bar de mala muerte. La pared de la entrada estaba pintada de amarillo y los faldones de naranja.

Andrés Valencia y 4 de sus hombres entran a verificar el sitio. Lucio y su app Kaxtén localizan que entre las 12 de la noche a 4 de la mañana de ese jueves 10 de Diciembre el celular Samsung marca que su dueña estaba fija en la calle 2 bis entre 35 y 40, justo en el bar de mala muerte, el
Marimba.

Las cámaras del bar captan cuando 2 sujetos abordan a la dama de blusa floreada y la llevan en uno de los cuartos, donde generalmente rentan los clientes cuando una dama de compañía las ha convencido. La mujer no está a gusto. Jalonea, intenta safarse. No puede pararse. Ha bebido de más. Otra vez a ido a ese subterfugio. Serían como a eso de las 3 de la mañana. Los individuos le hacen señas y dan instrucciones a un tipo flaco, que parece un niño. Este se queda en la puerta del cuarto para echar “aguas”.

Don Miguel observa algo raro. Le explica a Andrés Valencia que vio cómo empujaban el carrito y le pareció raro.
Las cámaras de la secretaría de Seguridad Pública ubican que tres hombres dejan a 3 cuadras de la Marimba un carrito de Chedraui como a las 4:28 minutos de esa madrugada.

Lucio ha impreso las tomas de los tipos que se llevaron a Gabriela al cuarto de atrás y que después se fueron por el patio.

Los mesero lo reconocen como Alfredo, Saqueo y Manuel, “clientes asiduos” del lugar. Una vez a Manuel, el barman le dio un aventón, ahí en Villamar 1.
***

Juan graba cuando 4 hombres armados corren para alcanzar a 2 jóvenes que cruzan a toda velocidad la calle Zapote en la colonia Villamar 1. Son Andrés Valencia y tres de sus hombres que encontraron a Alfredo y Saqueo fumando marihuana en la esquina de Ceiba y Caoba. Pensó Juan que eran sicarios hasta que los vio poner las esposas y escuchar un grito de dolor de Saqueo al cerrarse de más. La rabia del comandante Valencia le hace tener oídos sordos. Los sube a la patrulla de los ministeriales y aporrea la puerta. Un aullido de dolor se escucha ahí adentro pero se apaga cuando se sella la puerta. Las esposas pellizcan bien las muñecas. Son dolorosas.

Alfredo es el más viejo de los asesinos. De 31 años de edad llegó de su natal Veracruz donde fue acusado de homicidio pero huyó y se refugió en Playa del Carmen. Saqueo tiene 18 años y es de Chiapas. Sus padres son bien chambeadores y hacen jardinería, el padre en Xcaret y la madre en el hotel Secrets. Es un mantenido y bueno para nada. ¿Manuel? Manuel apenas tiene 17 años y es amigo de Saqueo, fueron a la secundaría juntos y de ahí a la vagancia. Primera a vagabundear en la Quinta Avenida y en la Playa hasta ser micro empresarios de la droga.

-Nos estaban quitando el mercado, ya le habíamos advertido y no quiso obedecer. Fue Alfredo quien la aporreó en el piso y le lastimó la cabeza. Fue Alfredo quien la ahorcó. Fue Alfredo quien nos dijo la sacáramos por el patio para que nadie lo viera, dice Saqueo lloriqueando.

-¿Y Manuel que hizo? Preguntó fuerte Andrés…

-Manuel nos echaba aguas…

***

En Chancalá las nubes parecen ser fabricadas en las montañas o desde la selva negra. Hace frío. Mucho frío. Llega la carroza negra y trae de copiloto a Luis. Se le ahoga la voz al ver a su madre.

-Ahí está mi hermanita…-dice- maldita pobreza, maldita droga.

Y llora amargamente…

(Continuará)

Comunicado 380/2020-Z1
Solidaridad, Quintana Roo, 14 de diciembre de 2020

Captura FGE a Luis “R” y Saqueo “M” relacionados en el feminicidio de una persona con las iniciales G.J.M.

*Trabajos de investigación permitieron la identificación de los dos sujetos, derivados del análisis de video grabaciones del circuito cerrado del lugar.

*Las primeras pesquisas indicaron que la víctima probablemente fue privada de la vida en la parte posterior de un local comercial.

Solidaridad. – La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo informa que Policías de Investigación capturaron a Luis “R” y Saqueo “M” como probables participantes del homicidio de una persona del sexo femenino identificada con las iniciales G.J.M, cuyo cuerpo fue encontrado el pasado 10 de diciembre en la colonia centro del municipio de Solidaridad.

De las primeras investigaciones realizadas por la autoridad ministerial, se desprende que los dos sujetos probablemente privaron de la vida a la víctima y posteriormente abandonaron el cuerpo en un carrito de supermercado, sobre la vía pública.

Video grabaciones y diversas entrevistas llevaron a los investigadores a ubicar un establecimiento comercial localizado en la calle 2 BIS en donde probablemente la víctima fue privada de la libertad y de la vida.

Por tal motivo, fiscales del ministerio público solicitaron una orden de cateo para ingresar a dicho establecimiento, la cual fue cumplimentada el pasado 11 de diciembre.

Peritos de diversas especialidades ingresaron al sitio en donde se aplicaron diversas técnicas y se logró encontrar evidencia, como material de video que contiene las grabaciones del circuito cerrado del establecimiento, además, se llevó a cabo la aplicación de reactivos en diversas partes del lugar, que permitió ubicar la presencia de manchas hemáticas que tienen correspondencia a sangre humana.

Una vez recabados los indicios se procedió al análisis correspondiente, lo que permitió identificar a los probables participantes y que el perfil genético de las muestras sanguíneas recabadas en el lugar inspeccionado corresponde al ADN de la víctima.

La representación social solicitó las órdenes de aprehensión correspondientes que fueron cumplimentadas la tarde de ayer y los detenidos ya fueron puestos a disposición del juez de control que los requiere.

La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo cumple con su obligación constitucional de ubicar, perseguir y capturar a los probables participantes de hechos ilícitos que atentan contra la vida y la integridad de las mujeres.

…Comunicado emitido por Comunicación Social de la FGE

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El covidengue es real, dice cancunense que lo padeció

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Cancún.- Tal como ha empezado a ocurrir en Yucatán, ya comienzan a verse en Quintana Roo casos de personas que se enferman de COVID-19 y de dengue de manera simultánea, peligrosa condición que agrava los síntomas de ambas enfermedades, conocido informalmente como “covidengue”.

Puede sonar como algo insólito, pero es muy real, señala Paloma, una mujer de 47 años que se recuperó de esta doble dolencia, aunque todavía quedó con secuelas. De su viacrucis de salud y económica, ella culpa únicamente su irresponsabilidad.

En entrevista, Paloma indica que comenzó a sentir cansancio, por lo que se le ordenó hacerse la prueba de COVID-19, resultando negativa, entonces se le revisó por dengue y resultó estar contagiada de esta enfermedad de vector.
“Me mandaron a reposo y de forma irresponsable seguí trabajando, mis plaquetas bajaron mucho y se acumularon síntomas”, narra; en una segunda visita al médico, se le volvió a hacer la prueba de coronavirus y resultó dar positivo.
Todos los días descubría un síntoma nuevo, desde fiebre intensa, dolor de huesos “al triple” de cuando era solo dengue, dolor de cabeza, dificultad para respirar, cansancio constante, voz delgada, una fuerte infección urinaria y hasta la vista borrosa.

Posiblemente por estar en su peso y frecuentemente hacer ejercicio, Paloma sigue del lado de los vivos, pero señala que todavía tiene secuelas, como mucho cansancio y la vista debil, que ignora cuánto durará.
“Traté de resistir, pero la falta de aire me quebró”, comenta ella. “Todavía ando con mucho miedo y angustia”.

De acuerdo a autoridades sanitarias en Yucatán, la coexistencia del dengue y el coronavirus en la misma persona es un cuadro sumamente complicado, pues los síntomas pueden confundirse, dificultando el diagnóstico. A ello, se añade el que los medicamentos que se usan para el dengue son contraindicados para el COVID-19.

Como es sabido, el dengue adelgaza la sangre, en casos graves pudiendo llegar a generar hemorragias. Por el contrario, el COVID espesa la sangre, generando trombos con efectos incluso mortales. Recetar un medicamento antiplaquetas, para cuidar el COVID, agravaría el dengue, y vice versa.

Paloma dice haber aprendido su lección y ahora, ya recuperada y con exámenes que la confirman en negativo, toma todas las precauciones necesarias. Incluso, lleva consigo varios cubrebocas, que se dedica a regalar a quienes vea sin esta indumentaria.

“Muchos lo toman a mal, lo que no me importa, pero la mayoría sí lo acepta. Ahora que lo sufrí puedo exhortar sin pena a los demás a que se cuiden, es mi contribución”, afirmó. “La gente debiera estar más consciente, pues este mal sí existe y cuando te toca, pones en jaque a tu familia, porque no sabes cuándo lo contraíste o si ya los contagiaste”.

Todavía dice que siente el rechazo de sus compañeros de trabajo, temerosos al saber que padeció coronavirus, pero dice no tomárselo a pecho, pues es una reacción entendible, por ello procura mantener su distancia.

Aunado a sus sufrimientos, también tuvo que pagar una fuerte suma, por los tres exámenes de COVID-19 y la prueba y tratamiento por dengue.
De acuerdo a autoridades de la Secretaría estatal de Salud, actualmente se vive un año con potencial epidemiológico y ya se han detectado algunos “focos” de posible proliferación del mosco vector en la zona norponiente de Cancún.

“Los Duros” de Echeverría atacaron a estudiantes del 68, rememora testigo presencial

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Cancún.- El abogado egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Hugo González Reyes, trae a la memoria los hechos ocurridos la noche del 2 de octubre de 1968, que le tocó vivir cuando tenía 17 años de edad y era alumno de primer semestre de la Escuela Nacional Preparatoria Número 6 de la UNAM, en Coyoacán, Ciudad de México.

A 51 años de la masacre de Tlatelolco, el abogado recordó que todo inició por un pleito estudiantil, entre alumnos de la vocacional del Instituto Politécnico Nacional (IPN) número 2 y de estudiantes de la preparatoria particular Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM.

“Ante los movimientos sociales de aquellos años (1965-1968) en Europa y otros países, se afirmaba la infiltración de la desaparecida URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y Cuba en asuntos de nuestro país, lo cual compartía la iglesia católica”, dice meditabundo el abogado.

En ese entonces solo era rumor, pero ahora ya se sabe que en el gobierno federal de Gustavo Díaz Ordaz Bolaños (1964-1970) había dos grupos, el primero llamado “Los Duros”, encabezado por el Secretario de Gobierno, Luis Echeverría Álvarez; y “Los Blandos”, que encabezaba el Secretario de salubridad, Alfonso Martínez Manatou. Lógicamente, se impuso la opinión del Secretario de Gobierno de aquel entonces para que se actuara contra los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, donde se utilizó al General del Ejército, Marcelino García Barragán, quien era el Secretario de la Defensa Nacional (Sedena).

“Perpetraron la matanza de Tlatelolco metiendo a la cárcel a estudiantes, líderes de la UNAM e IPN y matando a más de 600, tiraron sus cuerpos al mar del Golfo de México. Fueron tiempos de terror, de represión al derecho de reunión y libertad de expresión”, expresó con impotencia el abogado de casi 70 años de edad.
Toma fuerza para evocar a la justicia y con énfasis dice: “yo espero no se repita nunca un episodio del cual no se hizo jamás justicia y vimos a activistas como Rosario Ibarra de Piedra perder a su hijo y muchos líderes aplastados como Raúl Álvarez Garín, por mencionar a dos”.

El sentimiento lo embarga y con palabras entrecortadas dice que no poder más, pero termina al comentar que las autoridades vieron en el Movimiento Estudiantil del 68, un riesgo para la realización de las Olimpiadas de ese mismo año y donde México era sede; “quizá por eso nos quisieron callar”.

Herido de “Las Virginias” salvó la vida por ir al baño

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La única persona en ser herida en la masacre del bar “Las Virginias” anoche en el fraccionamiento Villas del Sol, solo recibió un disparo en el brazo porque justo regresaba del baño en el momento en que ocurrieron las detonaciones.
Identificado como A. C. C., de 25 años de edad, el sobreviviente de este ataque armado relató que en el día de los hechos, había quedado de verse con unos amigos para beber unas cervezas, después de salir del trabajo, conviniendo en el bar “Las Virginias”, al que acudieron a las 7:15, a menos de una hora de la balacera.

En el lugar, compraron una cubeta y conversan sentados en una mesa. Ya es casi la hora del ataque y A. C. C. decide irse, pues recibe un mensaje de su mamá invitándolo a la partida de la rosca. Sin embargo, sus amigos logran convencerlo para que se quede y se tomen otra cubeta.
Ésta llega y apenas empieza a beber su primera cerveza cuando decide ir al baño. Esta decisión termina salvándole la vida, porque estaba de regreso cuando ve “un brillo” y se desata el infierno en el lugar, al balacear dos pistoleros el lugar. En su caso, recibió un balazo en el brazo.

Peritos de la Fiscalía hallaron casquillos de tres calibres, .38 auto, .38 súper y .380, indicativo de que los dos pistoleros usaron tres armas de fuego, al parecer unas semi automáticas de tipo escuadra, aunque múltiples testigos que estaban en una feria de juegos mecánicos frente al bar aseguran haber escuchado intensas ráfagas.
Todos los fallecidos recibieron múltiples impactos de bala en la cabeza, tórax, hombros o brazos. De ellos, tres ya fueron identificados, uno de 27 años de edad, otro de 43 años y uno más, un herido que murió poco tiempo después de 25 años.

Otras cuatro personas todavía están en calidad de desconocidas, todas son hombres de entre 20 y 25 años de edad; dos de estos fallecidos tenían varios tatuajes sobre el cuerpo.
Tal como había adelantado el Ayuntamiento de Solidaridad, en un tambo de basura en el área de cocina fue hallada una bolsa con marihuana.

Los Erosa cuentan cómo sobrevivieron en el mar

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Cozumel.- Como si fuesen los protagonistas de una película, los Erosa vivieron una odisea que, incluso les pudo costar la vida.
Después de toda una odisea al naufragar la embarcación en la que viajaban, quedando flotando en el mar durante 30 horas hasta que fueron rescatados, los Cozumel EPS Luis Fernando Erosa Novelo y Néstor Erosa, ya se encuentran en «la Isla de las Golondrinas» al lado de sus familias y continúan con sus actividades cotidianas tomando esta experiencia como una anécdota pese a que fue prácticamente un milagro que sobrevivieran.

Luis Erosa, de 55 años de edad, relató que por querer arreglar una banda que venía “chillando”, la máquina ya no quiso arrancar de nuevo y por querer repararlo, descuidaron otra parte de la embarcación que con el oleaje comenzó a entrarles agua y llegó el momento que tuvieron que tirarse al mar con algunos víveres que rescataron, estando como a 110 millas saliendo de Key West, Florida, cuando se dirigían a Cuba, siendo aproximadamente las 9 de la mañana del 19 de noviembre.

Explicó que con parte de su experiencia, lo primero que hicieron fue no desesperarse y esperar a que pudieran ser rescatados, sin embargo, pasaron las horas y les llegó la noche sin que esto ocurriera a pesar de que lograron ver a varias embarcaciones pasar cerca de ellos, por lo que fue hasta la mañana del 20 que decidieron nadar sin desesperarse por cerca de seis horas tratando de acercarse a tierra y fue cuando la embarcación del guardacostas norteamericano Terrell Horne los rescató.
Por su parte, Néstor Erosa, de 39 años de edad, explica que por la noche llegó a pensar muchas cosas, entre ellas que no saldrían con vida y dejaría a sus hijos huérfanos, sin embargo, recordaron que para sobrevivir tenían que ser positivos para no influenciarse y perder las esperanzas, por lo que mejor planearon cómo sobrevivir con seis botes de Gatorade y una barra de jamón, que estimaron les debía durar cuando menos seis días.

Ambos citan que fue el padre de Luis Erosa quien los protegió ya que el falleció un 20 de noviembre y fueron rescatados justamente en esta fecha, además de que el área donde naufragaron está infestada de tiburones y mencionan que el 90% de quienes caen al mar en esta zona son devorados por los escualos.
Hoy todo quedó como una difícil anécdota y una lección de vida que quizá algún día alguien lleve al cine.