Cancún, la joya del turismo mexicano, sumergido en la violencia y el desinterés de Remberto Estrada

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¿En qué momento se ha perdido el control de la seguridad de Cancún? Las cifras de asesinatos cometidos en esta entidad que suman más de 300 muertes en lo que va de la administración de Remberto Estrada indican que desde que él asumió el control del municipio de Benito Juárez, la delincuencia se ha desatado.
Un hecho marca la afrenta del crimen organizado a las autoridades de Cancún y del estado de Quintana Roo: Un comando de 10 personas con fusiles de asalto y granadas atacó la sede norte de la Fiscalía de Quintana Roo y el Centro de Control Comando, Cómputo y Comunicaciones, el sistema de videovigilancia municipal conocido como C4, en una operación de asalto rápido y repliegue, que generó una persecución que dio lugar a 10 balaceras en el centro de la ciudad.

Este hecho provocó el inmediato blindaje de las Fuerzas Armadas mexicanas en la zona hotelera con lo que se evitó que la violencia se extendiera al sur de la ciudad. Se cumplían cien días del gobierno de Carlos Joaquín González. Cien días de la alcaldía de Remberto Estrada.
Así fue como el crimen organizado midió sus fuerzas con el gobierno estatal, su fortaleza y su determinación y la capacidad de respuesta frente al narcotráfico. La respuesta del gobierno fue contundente. La terrateniente del narcotráfico llamada “Doña Lety” fue aprehendida.
Al mismo tiempo que los narcotraficantes medían a las fuerzas del Estado del Gobierno de Carlos Joaquín, hacían lo mismo con el gobierno de Remberto Estrada.

Remberto, entre las balaceras y su yate

Mientras la balacera ocurría en el centro de Cancún, su edil, Remberto Estrada paseaba en Yate, como lo dio a conocer Radio Fórmula Quintana Roo. Incluso, el periodista Guillermo Vázquez Handall, de esa misma casa radiofónica reveló que Remberto compró un yate con un costo aproximado de 3 millones de dólares de la marca Ferreti 80, el cual cuenta con más de 30 metros de eslora.
El periodista ha insistido en que esa información la ha confirmado con hoteleros y políticos que han afirmado la compra del edil de Cancún.

Sin embargo, el municipio de Benito Juárez ha dicho que tal información es falsa, pero no ha hecho nada por desmentirla por la vía judicial. Vázquez Handall dice contar con las pruebas de sus dichos.
Para el periodista Raymundo Riva Palacio, investigador de temas de seguridad, “no hay ningún vaso comunicante entre el gobernador Carlos Joaquín” y los cárteles de la droga en Quintana Roo”, así que “a golpe de tiros, como suelen hacerlo, buscarían un acuerdo para poder seguir operando en la península”, escribió en su muy leída columna Estrictamente Personal.
Lo cierto es que el crimen organizado ha encontrado un muro sólido en la administración de Carlos Joaquín pero muchos huecos por dónde colarse en el municipio de Benito Juárez, donde su edil está más preocupado por la “fiesta” que por gobernar.

Cancún, una plaza en disputa

Para distintos especialistas en temas de seguridad y narcotráfico en México, el crimen organizado comenzó a carcomer la estructura del Estado de Quintana Roo durante el gobierno de Mario Villanueva Madrid, quien fue detenido por crímenes de lavado de dinero y delincuencia organizada junto con más de 100 miembros del Cártel de Juárez.
En ese entonces el Cártel de Juárez mantenía una disputa con el Cártel de Tamaulipas liderado por Osiel Cárdenas, quien tenía bajo sus órdenes a los sanguinarios Zetas. La plaza de Cancún era la causa del pleito.
Osiel Cárdenas fue capturado, los Zetas se independizaron, la violencia se mantuvo subterránea, sin embargo, en las estructuras de poder y la política ya se vislumbraban brotes, uno de ellos, la detención del exalcalde de Cancún y candidato entonces del PRD a la gubernatura, Gregorio Sánchez, por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero, de los que fue liberado tiempo después por un tecnicismo: en su expediente había fojas que no habían sido firmadas. Sólo por eso, a pesar de que las pruebas con las que contaba la PGR eran contundentes en contra del político-cantante.

Con el tiempo los viejos Cárteles y los nuevos que han salido se han repartido el mercado y la plaza de Quintana Roo. Así distintos grupos controlan la Rivera Maya: Los Zetas, El Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel del Pacífico.
Héctor de Mauleón, periodista e investigador del tema del narcotráfico en México explica que diversos informes de seguridad federal indican que existe una pelea entre dos facciones, una que forman la alianza táctica entre el Cártel del Pacífico (o Sinaloa) –a través de su grupo de sicarios Los Pelones– y sus viejos enemigos Los Zetas, en contra de la nueva amenaza, el Cártel Jalisco Nueva Generación, que es una escisión de los sinaloenses. La disputa es por todas las actividades del crimen organizado. Los Zetas controlan el narcomenudeo y las redes de tráfico humano –principalmente de cubanos–, que son las más redituables, pero la lucha es también por la extorsión, el cobro por protección a hoteleros, restauranteros y propietarios de antros, así como la prostitución.

Un mercado de millones de pesos

Cancún es la joya del turismo de México. La ventana de nuestro país al mundo del turismo internacional. México se ha dedicado por más de tres décadas a vender Cancún y Quintana Roo, en ese orden en los distintos foros y ferias de turismo internacional.
Cancún es el destino que recibe más turistas del mundo en México. Las cifras del aeropuerto internacional de Cancún de 2016 son de que se recibieron 21 millones de pasajeros, en 57 aerolíneas desde 26 países. En 2017, la cifra se incrementó en un 25 por ciento.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2016 referentes al Producto Interno Bruto de Quintana Roo dicen que la economía del estado se expandió 7.6%.

La Secretaría de Turismo en su página web, informa que Cancún reportó una ocupación hotelera de 79.5% entre enero y septiembre de 2017. Mientras que la Riviera Maya alcanzó una ocupación de 84.5%.
Un mercado que deja una derrama económica sin igual y que ha estado los últimos dos años en manos de un júnior que prefiere divertirse en vez de gobernar.

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