David Penchyna: entre la demagogia y la mentira
El 11 de febrero de 2013, el presidente Enrique Peña Nieto anunciaba con bombos y platillos el “nuevo Plan Nacional de Vivienda” como la prioridad para el gobierno federal. El Plan no sólo no cumplió con las expectativas que se trazó sino que generó la mayor volatilidad bursátil jamás vista para las empresas desarrolladoras.
Parte clave del Plan del peñanietismo es el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit), actualmente dirigido por David Penchyna. Para el funcionario la solidez financiera del Infonavit y el récord de colocación de créditos alcanzado en esta administración, no son motivos de celebración porque “aún hay muchos retos por delante”, ha reconocido en distintas entrevistas.
Lo cierto es que la realidad es muy distinta a lo que dicen las cifras oficiales.
Entre el éxodo y el abandono
En México el 70% de la población económicamente activa tiene ingresos equivalentes o menores a 5,000 pesos mensuales, según el estudio de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros publicado en 2016. Es decir, el panorama para 7 de cada 10 trabajadores mexicanos para adquirir una casa es simplemente abrumador e inoperante.
El Infonavit tiene una cartera de crédito compuesta de 5.16 millones de financiamientos vigentes por un monto de más de 920 mil millones de pesos, un promedio de alrededor de 180 mil pesos por cada financiamiento. Pero para distintos especialistas de la UNAM, “el esquema tradicional de la existencia del Infonavit está agotado, porque el derecho constitucional a la vivienda está siendo violentado”.
Por lo general las casas del Infonavit son de 42 metros cuadrados, construidas con materiales de baja calidad, en zonas sin servicios públicos, sin escuelas, sin transporte y en donde opera el crimen organizado. Esto ha provocado que los derechohabientes del Instituto abandonen sus hogares. Sumado a esto, también hay que señalar que los trabajadores se quedan en la indefensión al adquirir un crédito hipotecario con el Infonavit de apenas 300 mil pesos, que aumentará paulatinamente hasta llegar a los dos millones, a pagar en más de 30 años.
Cientos de casas del Infonavit son abandonadas a lo largo y ancho del país. El propio director del Instituto reconoce que la cifra es de 100 mil casas en esa situación. Distintos estudios de universidades como el Colmex o la UNAM explican que la cifra es de 250 mil casas abandonadas, principalmente en los estados de México, Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Zacatecas, Veracruz, Campeche, Guerrero, Quintana Roo y Sinaloa.
El abandono de las minicasas construidas por el Infonavit ha puesto al descubierto la voracidad de los desarrolladores y empresarios dedicados a la construcción de viviendas. La falta de regulación en la supervisión de las obras por parte del gobierno Federal que permite construir minicasitas, con materiales de ínfima calidad y en lugares alejados donde en ocasiones no hay ni siquiera agua potable.
Una turbia realidad
La mayoría de las casas abandonadas del Infonavit continúan siendo pagadas por los trabajadores, pues el crédito no puede ser cancelado o transferido, y se les siguen descontando los pagos mensuales vía nómina.
Sin embargo, el Instituto remata las viviendas abandonadas, a través de subastas y macrosubastas, ofrecidos a empresas privadas. Esto es: el Infonavit está vendiendo viviendas a menos de 30 por ciento de su valor a funcionarios de gobierno, a empresas particulares y personas que no son derechohabientes.
Esto genera una alta especulación sobre los compradores, pues entre otras cosas, sirve para lavar dinero procedente de actividades ilícitas. Miles de viviendas son adquiridas en remate por 40 mil pesos pero siguen abandonadas durante años.
Durante el gobierno de Vicente Fox, el Infonavit remató 100 mil viviendas a 15 mil pesos cada una a empresas particulares. Después éstas inmobiliarias las vendieron mil veces más caras.
Así sucedió con centenas de casas en Quintana Roo. Los hermanos Bribiesca, hijos de Marta Sahagún, por ejemplo, compraron más de 500 mil viviendas en el país a precios de risa. El gobierno de Vicente Fox remató esas casas a 3 mil pesos. Muchas de ellas se encuentran en Cancún, Playa del Carmen, Tulum. Otras en Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Jalisco, Nayarit.
El Infonavit no ofrece a los trabajadores la oportunidad de comprar su propia casa que ya ha estado pagando durante años a un precio de remate de 40 mil pesos. A la larga los créditos del Infonavit son impagables y aparte los trabajadores no pueden cerrar ese crédito y abandonan la vivienda, porque las casas están mal construidas, están ubicadas en lugares alejados y los trabajadores tienen que viajar dos o tres horas para llegar a sus trabajos.
Director y Guardián
David Penchyna Grub es un priista de toda la vida. Licenciado en Derecho por la UNAM, con posgrados en Políticas Públicas y Ciencias Políticas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y la Universidad Iberoamericana. Ha ocupado varias carteras como funcionario: en la Secretaría de Desarrollo Social se desempeñó como Secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Estado de Hidalgo (2007-2009), coordinador general Sectorial de la Sedesol (1998-2000) y director de Concertación de Vivienda y Coordinador General Sectorial de la Secretaría de Desarrollo Social (1992-1993). Ha sido senador y diputado en un par de ocasiones.
Como director del Infonavit, Penchyna es enfático: “Hoy en el Infonavit, mi obligación y la instrucción del presidente Enrique Peña Nieto, es trabajar para la demanda de casas para los trabajadores, que en términos reales y sin demagogia, son los dueños del Infonavit”.
Bajo su dirección, el Infonavit alcanzará una colocación histórica de créditos de 10 millones.
Sin embargo, el rezago es de millones de mexicanos por no tener un trabajo donde coticen al Seguro Social. Y como si de otra realidad se tratara, David Penchyna asegura que a lo largo de los 45 años del Infonavit, el Instituto ha sido benéfico para los mexicanos que han logrado un financiamiento para su hogar. “Hay que resaltar que uno de cada tres se ha colocado en esta administración, es decir que poco más de 3 millones de financiamientos se han concretado de 2012 a la fecha”, enfatiza el funcionario en entrevista con Excélsior.
En cualquier foro en lo que tiene oportunidad, David Penchyna presenta una propuesta inviable de vivienda, que representa un total fracaso en política pública del sexenio de Peña Nieto.