Sumó Quintana Roo mil 85 denuncias por violaciones a niñas en ocho años

Cancún.- En el estado, se han contabilizado mil 85 denuncias por violaciones a niñas menores de 14 años, presentados ante la Fiscalía. Según activistas, si la cifra ya es alarmante por sí sola, basta recordar que quienes denuncian son en promedio apenas el 10% del total estimado de víctimas. Es decir, 90% de ellas víctimas no denuncian. En el 60% de casos, el agresor es un familiar. “Haciendo un promedio, es alrededor de 100 casos al año, más o menos; a nivel país, se conoce que apenas un 10% de todas las víctimas niñas y adolescentes son las que llegan

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Cancún.- En el estado, se han contabilizado mil 85 denuncias por violaciones a niñas menores de 14 años, presentados ante la Fiscalía. Según activistas, si la cifra ya es alarmante por sí sola, basta recordar que quienes denuncian son en promedio apenas el 10% del total estimado de víctimas. Es decir, 90% de ellas víctimas no denuncian. En el 60% de casos, el agresor es un familiar.

“Haciendo un promedio, es alrededor de 100 casos al año, más o menos; a nivel país, se conoce que apenas un 10% de todas las víctimas niñas y adolescentes son las que llegan a denunciar; es como decimos nosotros, la punta del iceberg; los que no alcanzamos a ver no llegan a una instancia para ser atendidas en sin salud física, emocional, contexto familiar, etcétera”, puntualizó en entrevista Mariana Bello, presidenta de Gobernanza Mx Igualdad y Desarrollo.
Esta agrupación hoy se manifestó afuera del Palacio Municipal, con una lona con la leyenda “Son Niñas No Madres” y con pupitres escolares vacíos, para representar a estas menores abusadas, que ya no pudieron seguir sus estudios.

Otro dato que arroja la Comisión Especial de Atención a Víctimas es que en el 60% de los casos el agresor es un familiar o una persona de un contexto cercano y de confianza, como maestros, vecinos o amigos de los padres.
“Esto hace que sea más difícil denunciar, porque implica miedo; temor al escarnio o a la difamación, o muchas veces se da en contextos donde esta violencia está normalizada, donde se pisan que esto es así y ocurre y ya; y no se piensa en el terrible sufrimiento al que están expuestas niñas y adolescentes”, remarcó.
En Quintana Roo y México se han realizado trabajos para intentar prevenir, pero está tan arraigada la violencia sexual contra las mujeres de todas las edades que las instancias no se dan abasto. Reconoce sus esfuerzos, pese a las críticas que se les puedan hacer.

“Y no se da la cobertura que una víctima de violencia requiere, pues necesita de múltiples servicios para ser atendida de maneras integral”, señaló.
La protesta de hoy se da debido a que en estos momentos se presenta en Ginebra, Suiza la defensa de cuatro casos estratégicos sobre niñas sobrevivientes de abuso sexual. Hay 30 ciudades alrededor del mundo que hacen esta acción simbólica para visibilizar la violencia sexual contra niñas y adolescentes, así como el embarazo de menores de 12 años y que incluso sigue creciendo en América Latina.

“Pese a lo que se ha hecho, la tasa de embarazos adolescentes seguirá aumentando de aquí hasta el 2030, estima la Organización de Estados Americanos”, subrayó.

EL CASO DE CAMILA
Auxilada de un megáfono, otra de las activistas de esta organización leyó el caso de Camila, una niña que a los 13 años comenzó a ser “cortejada” por su maestro de educación física, quien le daba regalos e invitaba a salir.
El hombre, de nombre Francisco, que estaba casado y con hijos, le mentía, asegurando que dejaría a su mujer para llevarla a vivir como princesa.
En la escuela, se sospechaba de esta actitud pedófila, pues ya antes otras alumnas abandonaron la escuela por causa suya, pero la directiva hacía oídos sordos a estas acusaciones, pues temían una manifestación del sindicato si trataban de removerlo, por lo que simplemente se le transfería de una escuela a otra.

En el caso de Camila, su profesor se la llevó a un motel y después resultó estar embarazada. Ahí las cosas cambiaron, pues el maestro se alejó de ella y le aconsejaba que abandonara la escuela. Eventualmente los padres se enteraron y denunciaron, pero pudo más la presión sindical que la justicia “y en algún lugar de México continúa Francisco dando clases de educación física”.

La niña por vergüenza no regresó a la escuela. Al ver roto su futuro, se quitó la vida, poco después de dar a luz.
“Es un caso de miles, que optan por quitarse la vida antes que lidiar con la pesadilla del abuso sexual o de ser madre sin desearlo”, declaró la activista.

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