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Por Guillermo Miranda
Bacalar.- Aún cuando ya terminó académicamente su preparación como licenciado en educación especial y cubrió los requisitos previstos en la ley, el Centro Regional de Educación Normal de Bacalar (CREN), le ha negado el proceso de titulación.
Los caprichos personales, las venganzas familiares, las presiones por terrenos y hasta el enamorarse de alumnos hoy tienen a varios pasantes de maestros sin la posibilidad de ejercer su carrera, sin la posibilidad de servir a la «Niñez y la Patria», como reza el lema de este centro de enseñanza normal, formadora de maestros.
El descrédito es total de esta escuela normal que a punto de celebrar sus 50 años, por su mediocridad puede ser cerrada por falta de alumnos que quieran ingresar a las filas del magisterio y participar en el nuevo proceso educativo que se avecina para el país.
Juan Antonio Martínez Rosas, joven de condición económica humilde, ingresó al CREN de Bacalar Javier Rojo Gómez en el 2013, previo a ello tuvo que estudiar su bachiller o preparatoria en el Bachillerato General Justo Sierra Méndez, y la secundaria en el Instituto para la Educación de los Adultos, ya que desde los 13 años ha tenido que trabajar y juntar dinero para su carrera profesional.
Joven futbolista, militó en varios equipos del balompié tanto de Bacalar como de Chetumal, incluso que lo llevó a ser seleccionado estatal.
Entregado a sus estudios sustentó el examen de ingreso por la Licenciatura en Educación Bilingüe, sin embargo por la vocación y hasta por la conveniencia propia de la escuela (llenar cupo) fue ubicado en la Licenciatura en Educación Especial, donde culminó sus estudios durante ocho semestres, que le daba la posibilidad de ejercer la docencia y así poder ayudar a su familia a salir adelante en estos tiempos de crisis económica.
Termina su carrera con un promedio global de 7.1 y enfrentando diversos traumas, fobias y actos de discriminación de quienes hoy se dicen profesores en esta escuela y que en su mayoría «heredaron plazas» o en su defecto cubren licencias temporales como la del alcalde de Bacalar, Alexander Zetina Aguiluz, quien tiene horas de enseñanza en esta institución y no ejerce.
Esta escuela normal superior carece de verdaderos formadores de docentes, solo quedando algunos de la famosa vieja guardia que durante 38 años sacó a más de 35 generaciones de docentes, los cuales egresan y se iban a cualquier parte del país para servir a la «Niñez y la Patria».
Este joven hoy sufre la discriminación de una escuela normal que debe practicar y enseñar lo contrario, sufre la estafa maestra, ya que durante los ocho semestres pagó puntualmente sus inscripciones y reinscripciones, libros, fotocopias, viajes de prácticas, servicio social y demás trámites, para cumplir cabalmente con los planes y programas de la licenciatura en Educación Especial.
Con una amplia recomendación de quienes fueron sus mentores en la primaria Álvaro Obregón de Chetumal, donde sustentó sus prácticas profesionales docentes y el Servicio Social, por la calidad de este joven para enseñar, el trato amable para con los niños y sobre todo su capacidad de innovación en el arte de enseñar, hoy ve frsutrados sus sueños de ser maestro cuando sistemáticamente le es negado el derecho de titularse y así poder ejercer la docencia.
«Tuve muchas dificultades que superé a lo largo de estos ocho semestres, en donde las calificaciones y el trabajar fueron mi aliento para salir adelante. Hoy me niegan la titulación y hasta me dicen que por mi condición no puedo ser maestro ni estar delante de un grupo de niños», precisa.
Sin embargo, en la entrevista a Noticias Chetumal, el rostro de Juan Antonio se endurece, la rabia e impotencia tratan de encontrarlo una explicación lógica del porqué le niegan la titulación, con su expediente en mano recorre los pasillos del H. Congreso del Estado esperando que alguien lo apoye, que alguien intervenga y le ordene a la Normal de Bacalar acceda al proceso de titulación.
Con su lenguaje y acento Maya, el joven pasante de maestro, tiene su documento recepcional listo, es decir, su equivalente a la tesis que da derecho a sustentar el examen de titulación, pero que la asesora o tutora profesora Mariana Sánchez Butrón le niega sistemática, poniendo diversos pretextos, entre ellos que tiene un «defecto» su dentadura no es la adecuada para un docente y por ello su lenguaje no es lo bastante fluido que requiere un maestro frente a grupo.
En el desarrollo de la entrevista, se le entiende claramente cada explicación que da y cada respuesta a los cuestionamientos del entrevistador. No hay problema de comunicación, su lenguaje es fluido, aunque su voz se quiebra de la impotencia que siente al ver que cuatro años de su vida se van prácticamente por el retrete.
En la búsqueda de explicaciones a la negativa de los maestros del CREN de Bacalar que le han negado la titulación, Juan Antonio hizo una investigación y descubrió que todo obedece o puede obedecer a la negativa de su familia a vender el predio que actualmente ocupan de más de mil 800 metros cuadrados ubicado en una esquina de la avenida 7 con calle 0, un lugar envidiable para cualquier negocio y que es de la ambición del actual alcalde municipal Alexander Zetina Aguiluz.
Refiere que todo iba bien en la escuela normal, hasta que en 2015 empezaron a recibir ofertas por el terreno y como su señora madre no quiso vender, empezaron las presiones y amenazas, incluso en el trabajo de la señora ahí en el Fuerte de Bacalar.
Juan Antonio no ha sido recibido por el director del CREN de Bacalar, Ángel Damián Sabido Ojeda, quién hereda plaza de su padre biológico Carlos Caballero (gran maestro de matemáticas ya jubilado) y de su señora madre Delta Sabidos Ojeda, ambos ex trabajadores de esta escuela. El pretexto para no ser recibido es sencillo, aduce Juan Antonio, no hay explicación documental para negarle la titulación, ya que pagó los más de 5 mil 670 pesos del derecho de titulación y cuyo recibo exhibe ante el entrevistador.
En búsqueda de respuestas Juan Antonio solicitó la intervención del Congreso del Estado y de la Comisión de Derechos Humanos por la negativa del CREN de Bacalar para que logré su titulación y empezar a ejercer la docencia que es para lo cual se preparó durante ocho semestres.
Solo pide justicia, ser escuchado y nunca más discriminado por una escuela normal -fornadora de docentes- que debe hacer todo lo contrario a lo que hoy sufre este joven, que no quiere ser un paria ni un nini, sino servir a la Niñez y la Patria.